viernes, 11 de octubre de 2013

EVALUACION EN EL APRENDIZAJE


LA  EVALUACION EN EL APRENDIZAJE EN LAS  UNIVERSIDADES

 RESUMEN

La etiología de los problemas relacionados con el fracaso escolar de los estudiantes universitarios es muy diversa y compleja y, en buena medida, su solución desborda el ámbito de actuación y de responsabilidad directas del profesorado o docente, pero también somos conscientes de que no se solucionarán bien sin una revisión y mejora de muchas de nuestras estrategias didácticas y evaluadoras.

Las normas de regulación del acceso, permanencia y las evaluaciones pueden tener su influencia negativa y, por lo tanto, deben ser revisadas de manera sistemática. Sin embargo, la influencia de este tipo de normas, no debe ser magnificada, porque vemos que estos problemas se producen de manera similar en universidades con diferencias en estas normas reguladoras y, además, muchos de los problemas de fracaso más acusado se ubican en estudios sin problema de elecciones obligadas.

PALABRA CLAVE

Problemas relacionados con la evaluación de los estudiantes y en las estrategias de potencial que se pueden introducir  en las  universidades.

I.                   INTRODUCCION

Si hay un tema que está de moda, y al mismo tiempo resulta muy controvertido y subjetivo, es justamente el que está relacionado con las  formas de  evaluar. Sorprendentemente, hemos empezado a diseñar currículos orientados a su desarrollo y a aplicar procedimientos valorativos sin haber generado  previamente  el  debate  suficiente  para  aclarar  los  conceptos  que las envuelven y analizar los modelos más adecuados para gestionar los procesos de aprendizaje asociados al desarrollo competencial en  las  universidades.

En los actuales momentos, no parece necesario ser un analista riguroso y experimentado  para ver los datos y resultados investigados anteriormente  en que los docentes de nuestras universidades deben  tomar conciencia de que un fenómeno grave está teniendo lugar al fracaso  estudiantil, esto puede ser  progresivo aumento del denominado fracaso universitario en sus distintas facetas y formas. Un problema que parece agravarse sistemáticamente en los últimos años es el absentismo en los exámenes. La verdad es que resulta difícil explicar de manera clara porque hay tantos universitarios que no se presentan a sus exámenes. Las causas son, sin duda, múltiples y variadas según los casos, pero parece obvio pensar que muchos de estos estudiantes no se presentan a los exámenes por miedo al fracaso, agarrados por la sensación psicológica de que el no tener nota es algo menos negativo que el suspender y eso influye  el  comportamiento de los docentes  cuando  explican  las  normas  de una evaluación  de  forma  rigurosa, pero  esa explicación debemos   tomarlos desde  dos  perspectivas  una es que   el docente raya la  cancha  de la materia  y  la otra es que  les  mete el miedo  de  desenvolverse  en el  examen  y  evaluaciones pueden tener su influencia negativa y, por lo tanto, deben ser revisadas de manera sistemática.

Es  por ello  que  el artículo nos vamos a centrar en los problemas relacionados con la evaluación de los  estudiantes y en las estrategias de potencial que se pueden introducir.

II.                DESARROLLO.

PERSPECTIVAS  DE LA  EVALUACIÓN  EN LA  UNIVERSIDAD

En los últimos años han sido muchos los estudios realizados en las universidades bolivianas, recogiendo opiniones de los estudiantes sobre la docencia en general, sobre sus profesores y sobre la evaluación. La importancia de realizar diagnósticos sobre la situación de los estudiantes, previamente a la puesta en marcha del proceso de enseñanza-aprendizaje. Pues bien, si tomamos la referencia de la visión de los estudiantes, este aspecto nos resulta muy preocupante, porque son muy escasos los catedráticos universitarios que, antes de poner en marcha sus enseñanzas, de manera sistemática averiguan lo que saben los estudiantes y si tienen base suficiente o no. Sin embargo, se habla mucho de los problemas de base y falta de preparación previa, pero no parece que se hagan evaluaciones iniciales en regla.

Una segunda obligación del catedrático en materia de evaluación es el control permanente del aprendizaje a lo largo de la interacción didáctica. La práctica sistemática y organizativa de esta evaluación es escasísima en nuestra universidad, sin embargo, sí que existen hábitos didácticos que se acercan a ella, sobre todos si se lleva a cabo de manera bien diseñada.

Sin duda, muchos catedráticos comentan a la clase los resultados y las respuestas de los exámenes planteados y también son muchos los que no lo hacen, sin embargo, son pocos los que lo hacen de manera individual con cada estudiante, a veces porque es francamente difícil hacerlo, pero otras aunque no lo sea tanto. Por lo general, los catedráticos universitarios damos poca información a los estudiantes sobre sus rendimientos en los exámenes y sobre sus problemas para superar los objetivos de aprendizajes previstos.

Sin embargo los catedráticos, en su mayoría, declaran que a la hora de decidir los contenidos de los programas tienen en cuenta lo que saben e ignoran los estudiantes. Sin embargo, los estudiantes nos habían dicho que sus catedráticos no solían indagar sobre sus conocimientos antes de ponerse a explicar algo. Aquí encontramos cierta contradicción entre ambos colectivos o, al menos, una visión diferente de lo que significa tener en cuenta lo que saben o ignoran los alumnos.

Tras los exámenes, casi la mitad de los catedráticos declaran explicar, por su propia iniciativa, la nota a sus alumnos y son escasísimos los que no lo hacen si se lo solicitan. Esta visión del problema es bastante más positiva que la que ofrecen los estudiantes, sin embargo, sigue siendo muy grave que más de uno de cuatro catedráticos declare que no explica las notas a sus estudiantes, salvo que lo soliciten, y que casi otros tantos, lo hagan solamente algunas veces.

Aunque las opiniones de los catedráticos, con incoherencias incluidas, desdramaticen algo la opinión de los estudiantes, parece obvio que la evaluación diagnóstica inicial y el feed back a nuestros estudiantes a resultan de las evaluaciones son ámbitos donde se necesita una sustancial mejora.

Los catedráticos confirman que las pruebas escritas convencionales, sin materiales de apoyo, son la base de la evaluación de los estudiantes universitarios. Ahora bien, sus opiniones son mucho más matizadas que las de los estudiantes, indicando una utilización minoritaria, pero bastante frecuente, de otros tipos de procedimientos como pruebas objetivas, sobre todo, trabajos individuales, en grupo, etc. Quizás las discrepancias están en el peso relativo que dentro del proceso evaluador tenga uno u otro procedimiento.

Sin embargo, la concordancia no sólo es mayor, sino que en algunos casos puede resultar intercambiable, cuando se pregunta a estudiantes y catedráticos por las cualidades de un buen profesor. Ambos colectivos destacan sobre todo que explique con claridad, que entusiasme y motive y que sepa mucho. También destacan, en orden decreciente, que sea objetivo calificando en los exámenes, que averigüe el estado previo de los estudiantes, que practique la evaluación continua y que se adapte al nivel de los estudiantes.

En cuanto a las necesidades de perfeccionamiento del catedrático universitario más prioritarias, éste destaca similares aspectos que los estudiantes como técnicas de motivación, programación, metodología didáctica, pero en parecidos términos también destaca otros aspectos como la evaluación de la propia enseñanza y determinadas técnicas específicas. La formación en técnicas de evaluación también se considera bastante necesaria.

QUÉ DEBEMOS MEJORAR

Desde un análisis  personal y del dato que presentan varias investigaciones  llegamos al convencimiento de que, cuando se habla de mejorar la evaluación de los studiantes en la universidad, resulta crítico focalizar los problemas y dificultades básicas. Parece claro que dentro de los problemas que tiene la enseñanza universitaria en nuestro país, los de la evaluación son importantes, pero no los más importantes. En los terrenos curricular y didáctico existen facetas con problemas más graves. En todo caso, sí que resulta evidente que la mejora sustancial de la enseñanza requiere la corrección conjunta de la evaluación, del diseño curricular y de la interacción didáctica.

En segundo lugar, los problemas más importantes de la evaluación universitaria tienen un origen más conceptual que técnico. Se fundamentan más en las concepciones de los profesores que en sus conocimientos y destrezas, e incluso, que en sus conductas concretas.

Muchos catedráticos universitarios parecen no entender que la evaluación debe ser el instrumento básico de regulación del cumplimiento de programas y de la interacción docente y un apoyo importante para su propia crítica, y no sólo el mecanismo de certificación de puntos de llegada. La evaluación está tremendamente infrautilizada en las aulas universitarias y aporta muy pocos apoyos positivos para la mejora de la docencia y resolver los graves problemas planteados en este sentido. Debemos convencernos de que la mejor manera de conseguir el máximo nivel de aprendizaje en nuestros estudiantes al final del proceso, supone tener en cuenta su punto de partida y comprobar de manera continuada que los escolares del proceso se van superando adecuadamente. Si no se superan, hay que sugerir al alumno que tiene que superar y cómo lo puede intentar. Desentenderse en algunos casos o atender poco a este proceso evaluador continuado es una opción didáctica ineficaz.

Definitivamente, debemos potenciar en nuestra universidad las denominadas evaluaciones iniciales y estímulo, y la consiguiente retroacción entre estudiantes y catedráticos. Éstos hablan poco entre ellos de aspectos docentes, de los objetivos previstos al final del curso, de cómo se pueden conseguir y evaluar mejor, de qué es lo mas importante, etc. Dejar claras las reglas del juego es importante porque van a servir de pauta para diseñar lo mejor posible la interacción didáctica y van a ayudar a unos y otros a organizarse y a actuar de la manera más conveniente y eficaz. Todo esto es el feed-back entre estudiantes y profesores. No es una interacción entre iguales, pues cada uno debe actuar desde su posición y responsabilidad, pero sí es una interacción que resulta necesaria.

ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR

Entendemos  como estrategias  como un conjunto de procedimientos y técnicas de evaluación que es algo necesario para los profesores universitarios, para poder diseñar sus propios esquemas de evaluación en condiciones óptimas. Este conocimiento no es hoy en día satisfactorio, pero ya son muchos los catedráticos universitarios con buena preparación técnica en evaluación y con posibilidades de plantearse con éxito mejoras sustanciales en este terreno.. Algunas de estas prácticas y estrategias son las siguientes.

A. Ajustar los procedimientos de la evaluación a los objetivos y destrezas que se quieren evaluar.

 B. Diversificar los procedimientos de evaluación  es  decir que una buena evaluación debe apoyarse en una amplia y diversa gama de procedimientos e instrumentos de evaluación.

 C. Establecer de manera clara y precisa y comunicar con los estudiantes las reglas del juego del proceso evaluativo.

 D. Proporcionar información efectiva (feed-back) a los estudiantes a lo largo de la interacción didáctica.

E. Reflexionar en profundidad sobre los resultados obtenidos en las evaluaciones

 

III.             CONCLUSION

Para  concluir  hemos analizado la opinión de ambos  personajes sobre los aspectos o procesos, con los que unos y otros tienen una conexión de diferente sentido; unos evalúan y otros son evaluados. Su perspectiva de análisis, por tanto, es muy diferente.

Sin embargo, la concordancia no sólo es mayor, sino que en algunos casos puede resultar intercambiable, cuando se pregunta a estudiantes y catedráticos por las cualidades de un buen catedrático. Ambos colectivos destacan sobre todo que explique con claridad, que entusiasme y motive y que sepa mucho. También destacan, en orden decreciente, que sea objetivo calificando en los exámenes, que averigüe el estado previo de los estudiantes, que practique la evaluación continua y que se adapte al nivel de los estudiantes.

En cuanto a las necesidades de perfeccionamiento del profesorado universitario más prioritarias, éste destaca similares aspectos que los estudiantes como técnicas de motivación, programación, metodología didáctica, pero en parecidos términos también destaca otros aspectos como la evaluación de la propia enseñanza y determinadas técnicas específicas. La formación en técnicas de evaluación también se considera bastante necesaria. Debemos reflexionar críticamente sobre las mismas, asumiendo que aunque otros puedan ser responsables de resultados que no nos gustan, nosotros también tenemos nuestra parte de responsabilidad y, en todo caso, nosotros siempre tenemos en la mano alguna posibilidad de mejorar.

 IV.             BIBLIOGRAFIA

Josep  Alsina  Masmitjà. Departamento  de  Didáctica  de  la  Expresión Musical y Corporal. Facultad de Formación del Profesorado (Universi-dad de Barcelona).

Ángeles García Asensio.Departamento de Filología Hispánica. Fa-cultad de Formación del Profesorado (Universidad  Latinoamericana)


 

 

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